Ascenso a La Malinche


La Malinche es la 6a montaña más alta de México, aproximadamente 4,460m sobre el nivel del mar. Y es la primera vez que subimos. Fue una gran experiencia de principio a fin, todo el camino a Tlaxcala con una buena plática con mi hermano y la Tía Rosi.
Toda la tarde platicando con los asistentes al evento de @senderismo_mexico.
Iniciamos con una ceremonia de armonización con Cuencos Tibetanos, cortesía de Vero, una compañera del equipo, después a «cenar» ligero a las 6 pm y lo más difícil, ir a dormir a las 7 pm.
Después de unas horas dormitando por momentos, nos levantamos a las 11:40 pm y nos reunimos a las 12:30 am.
Durante ese tiempo, hablé con «la montaña» para que me dejara subir. La vez pasada no le pedí permiso al Ajusco y me maltrató. 😅
Todo quedó listo para iniciar el ascenso a la 1:00am.

El camino inicia en un sendero en medio del bosque, con lámparas y con una luna llena 🌕 súper brillante. Un camino no tan complicado hasta que llegas al tumbaburros, una parte con mucha inclinación. Íbamos con un paso muy constante, el tema es que vamos contrareloj y si queremos llegar justo al amanecer hay que llevar un buen ritmo de caminata. Luego de como 2km una vieja tendinitis en el tendón de Aquiles decidió regresar y pues decidí ignorarla.
Después de unas 2 horas de caminata llegamos al «árbol de las placas». Justo aquí está la línea donde ya no crecen árboles y por fin descansamos unos minutos con un poco de viento muy helado. Agradecí que el camino hasta aquí hubiera sido amable. Fue impresionante darse cuenta que saliendo del bosque, apenas inicia realmente el ascenso a la montaña, la luna brillaba tanto que la montaña se veía en medio de la noche.
Aquí, comienza un ascenso con un ángulo bastante inclinado en un campo de zacatales, y una parte con arena muy suelta. Es un terreno bastante complicado pues avanzas dos pasos y resbalas uno. Hay muchos terrones que se desbaratan al pisarlos. Además, algo un poco frustrante es que conforme te acercas a la montaña, el ángulo de visión no te permite ver la verdadera cumbre y cuando crees que estás por llegar al punto más alto, te das cuenta que aún falta mucho por subir. 😅
Tomamos un breve descanso, y la verdad aquí me sentía un poco mareado, quizás por el esfuerzo, llevaba como media hora con un calambre en mi muslo izquierdo. Después de varios años utilizando bicicleta, me acostumbre a seguir moviendo las piernas, aún con el calambre en pleno apogeo. Definitivamente no era un buen momento para tirarme a enfrentar mi dolor en plena subida y con ese frío. En fin, unos tragos de un Powerade, helado por el clima, me alivianaron bastante para continuar.
Continuamos subiendo por la cresta de la montaña, un camino con muchas piedras y grava. Y tomamos un brevísimo descanso el que una manzana helada me ayudó a despertar nuevamente, así como mi hermano con sus palabras de aliento. A estás alturas creo que hacíamos el doble de tiempo por cada km.
Luego comienza un ascenso bastante empinado por un costado de la montaña, lleno de rocas grandes, medianas y pequeñas. No hay realmente un camino trazado, en realidad solo tienes que ir pensando cuál es el mejor camino que te lleve hacia arriba. Aquí el problema es que es muy difícil llevar un ritmo de caminata por el terreno tan complicado y el esfuerzo que se realiza es bastante fuerte. Aquí me volví a sentir un poco mareado, pero nuevamente mi hermano continuó dándome ánimos. Yo solo pensaba que necesitaba descansar más, pero al mismo tiempo cada que me detenía, el frío calaba hasta los huesos.
Tuvimos nuestro último descanso antes de «la pared». Eran las 4:15 y el horizonte comenzaba a verse un poco más claro en el este. Mi mente me jugaba chueco, porque la cima ahora sí estaba en el campo de visión, pero al mismo tiempo no sabía cuánto tiempo y esfuerzo me tomaría llegar ahí. Cuando el guía comentó que estaríamos en la cima entre 5:15 y 5:30 pensé que solo sería una hora más caminando, realmente no importaba la distancia. En este momento, es muy importante considerar cuánta energía te queda disponible, puesto que aún falta tooooodo el regreso.
Así que emprendimos el último jalón, cabe mencionar que durante el recorrido, nuestro grupo de 35 personas se fue separando en varios. Mi hermano Ulises y yo logramos mantenernos en el primer grupo, así que después de subir la dichosa «pared» fuimos de los primeros en llegar a la cumbre.
Mi ropa estaba empapada por el sudor y lo cierto es que hacía bastante frío así que me tuve que cambiar la chamarra.
El amanecer duró más de lo esperado debido a las nubes, pero aún así, valió la pena la espera hasta que apareció el Sol en todo su esplendor y empezó a calentar mi cara. A lo lejos se podía observar el majestuoso Pico de Orizaba. Y no tuvimos suerte para ver el Iztaccíhuatl y Popocatépetl por la nubosidad. Solo una gran fumarola nos daba una idea de dónde se encontraba ese coloso.
Después de casi una hora, empezamos el descenso. Por la parte de atrás de la montaña se ve muy padre como se forma la sombra de la montaña en los terrenos bajos y definitivamente el panorama luce muy distinto de día.

Ahora sí te das cuenta de todo lo que recorriste en la noche, y que por eso era tan complicado subirlo.
Está vez bajamos por el arenal, y el deslizarse de bajada fue bastante divertido. En esta ocasión, el camino de bajada en el bosque se me hizo eterno. Pero fue muy reconfortante llegar directamente a darme una ducha caliente.
Un rato curioso que mencionar es que en el Centro Vacacional del IMSS «La Malitzin», que por cierto está muy bien equipado, y en los alrededores hay muchos perritos de la comunidad. Cuando empezamos el ascenso nos acompañaron como 5 y más adelante se nos unieron más, parecía que nos iban cuidando y llegaron con nosotros hasta la cumbre.
Finalmente, no cabe duda del papel tan importante que juega la mente en el ascenso a la montaña, la mente muchas veces quiere que te rindas y estés más cómodo y calientito, y es complicado sobreponerse a esos pensamientos intrusivos. Pero ¿Que le decimos cuando quiere que nos demos por vencidos? Not Today!!!
Gracias a la tía Rosi por involucrarnos en estás actividades y convertirnos en trepa cerros.
Gracias a Senderismo México por llevarnos a lugares tan chidos.
Sobre todo gracias a mi hermano Ulises por no abandonarme y animarme a continuar hasta el final. Y por salvar mi vida en el descenso cuando me caí 😅

Sin querer, alguien captó mi cara de dolor, cuando llevaba como media hora caminando con un calambre en el muslo y por fin pudimos descansar 5 minutos.

Acerca de Adrián Mendoza

Amante de la música, lector empedernido de novelas épicas, policiacas y de ciencia ficción; fotógrafo amateur, paracaidista en salto tándem, miembro activo de la Steeler Nation, entusiasta de aprender idiomas, cinéfilo por ocio, ciclista urbano y trepa-cerros.

Publicado el 7 May, 2023 en Naturaleza, Trepando cerros y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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