Publicado por Adrián Mendoza
Y no me refiero exclusivamente a la carretera México-Cuernavaca pero cuando alguien llega a mi querida Ciudad de México por cualquiera de sus entradas muy probablemente se encuentre con un panorama como el de la foto. Más si es Domingo después de un puente o regreso de vacaciones, o a los de la CNTE se les ocurrió bloquear otra vez las avenidas principales.
El punto es que la semana pasada pasé aproximadamente 3 horas haciendo un recorrido que normalmente no se llevaría más de 25 minutos. Quedé atrapado en un estacionamiento, clasificado irónicamente como vía rápida y que se llama Viaducto.
Cuando notas que en medio de ésta «vía rápida» hay vendedores paseándose entre los autos, sabes que estarás ahí un buen rato. Sobre todo los vendedores de gorditas de nata, ésos si son los mensajeros del apocalipsis automovilístico.
Bueno pero el punto de ésta entrada es compartirles un cuento corto escrito hace muchos años por Julio Cortázar y que se titula La Autopista del Sur. En el que conoceremos a varios personajes atrapados en un embotellamiento (no me refiero a alcoholización) en la autopista entre Fontainebleau y París. En cierto momento me recordó a una película cubana llamada La Terminal. Pero de éso hablaré en otro post.
La Autopista del Sur
Al principio la muchacha del Dauphine había insistido en llevar la cuenta del tiempo, aunque al ingeniero del Peugeot 404 le daba ya lo mismo. Cualquiera podía mirar su reloj pero era como si ese tiempo atado a la muñeca derecha o el bip bip de la radio midieran otra cosa, fuera el tiempo de los que no han hecho la estupidez de querer regresar a París por la autopista del sur un domingo de tarde y, apenas salidos de Fontainbleau, han tenido que ponerse al paso, detenerse, seis filas a cada lado (ya se sabe que los domingos la autopista está íntegramente reservada a los que regresan a la capital), poner en marcha el motor, avanzar tres metros, detenerse, charlar con las dos monjas del 2HP a la derecha, con la muchacha del Dauphine a la izquierda, mirar por retrovisor al hombre pálido que conduce un Caravelle… Lee el resto de esta entrada →